• Heidi Rosen es una escritora especializada en diseño de interiores, proyectos de bricolaje y vida sostenible. Le apasiona crear espacios hermosos y funcionales y ayudar a otros a hacer lo mismo.

Zócalos, filtros, controles y más: todo lo que se ensucia sin que te des cuenta y cómo dejarlo reluciente con soluciones naturales.

Pasás la aspiradora, trapeás, limpiás las encimeras y hasta quitás el polvo. Pero aunque tengas una buena rutina de limpieza, es muy probable que haya rincones de tu casa acumulando suciedad sin que te des cuenta. No hablamos solo de esquinas escondidas, sino de lugares que usás todos los días. Como no siempre se ven sucios, pasan desapercibidos. Y con el tiempo, ahí se acumulan bacterias, grasa, polvo y malos olores que afectan el aspecto, el ambiente y hasta la calidad del aire en tu hogar.

Nos referimos a cosas como los zócalos, los filtros, las manijas o el interior de los electrodomésticos. Están tan presentes que casi se vuelven invisibles. Pero cuando empezás a darles atención, vas a preguntarte por qué los ignoraste tanto tiempo.

En esta guía, vamos a recorrer nueve zonas de la casa que la mayoría de la gente olvida limpiar, explicando por qué son importantes y cómo mantenerlas impecables usando opciones naturales. Nada de aerosoles fuertes ni productos costosos: solo trucos caseros y efectivos.

Algunas se pueden limpiar en minutos una vez al mes. Otras solo necesitan un repaso con cada cambio de estación. Sumalas a tu rutina y vas a notar la diferencia.


1. Parte superior del refrigerador

Por qué importa: Es un imán de polvo con grasa. Como no se ve, puede pasar meses (o años) sin limpiarse. Esa capa pegajosa puede atraer insectos, dificultar la ventilación y hacer que tu cocina parezca más sucia.

Cada cuánto limpiar: Una vez al mes o cada dos meses si cocinás poco.

Cómo limpiarlo de forma natural:

  • Mezclá partes iguales de vinagre blanco y agua en un atomizador.
  • Rocialo generosamente y dejá actuar un minuto.
  • Pasá un paño de microfibra o una esponja.
  • Si está muy pegado, espolvoreá un poco de bicarbonato sobre una esponja húmeda y frotá.
  • Secá y poné un pedazo de papel manteca o encerado para que atrape el polvo y facilitar la próxima limpieza.

2. Interruptores de luz y manijas de puertas

Por qué importa: Son de los lugares más tocados en toda la casa. Acumulan bacterias, grasa de las manos, polvo y suciedad, pero nadie los limpia hasta que se ven realmente sucios.

Cada cuánto limpiar: Cada 6 semanas o más seguido en temporadas de resfríos o alergias. También conviene hacerlo con más frecuencia en zonas de uso intensivo como la cocina o la entrada.

Cómo limpiarlos de forma natural:

  • Humedecé un paño suave con alcohol o con mezcla de vinagre y agua (50/50).
  • Limpiá todos los interruptores, manijas y tiradores.
  • Usá un hisopo para bordes o ranuras.
  • No rocíes directamente: aplicá siempre sobre el paño.

Opcional: Agregá unas gotas de aceite de árbol de té para una desinfección extra y aroma fresco.


3. Debajo de los muebles (sobre todo sofás y camas)

Por qué importa: Ahí se esconde el polvo, pelos de mascotas, migas y hasta esporas de moho. Todo eso afecta la calidad del aire y puede provocar alergias.

Cada cuánto limpiar: Cada 1 o 2 meses. Más seguido si tenés mascotas o niños.

Cómo limpiarlo de forma natural:

  • Mové los muebles si podés.
  • Usá una aspiradora con boquilla fina o un trapo de microfibra con palo.
  • En pisos duros, rociá una mezcla de agua + 1 cucharadita de jabón natural directamente sobre el trapo.
  • En alfombras, espolvoreá bicarbonato, dejá 10 minutos y luego aspirá.

Tip: Guardá cosas en cajas debajo de la cama para evitar que el polvo se acumule directamente.


4. Zócalos y molduras del piso

Por qué importa: Juntan polvo, pelos y salpicaduras del trapeado, pero casi nadie se agacha a mirarlos. Con el tiempo, se ven opacos y hacen que la habitación luzca sucia.

Cada cuánto limpiar: Cada 3 o 4 meses.

Cómo limpiarlos de forma natural:

  • Pasá la aspiradora con un cepillo para quitar el polvo suelto.
  • Mezclá 1 litro de agua tibia + 1 cucharada de vinagre + unas gotas de detergente.
  • Mojá un paño de microfibra y pasalo por los zócalos.
  • Para marcas de roce, hacé una pasta de bicarbonato y agua, frotá y enjuagá.

Opcional: Agregá aceite esencial de limón para un aroma fresco y un extra antibacteriano.


5. Interior del lavarropas

Por qué importa: Aunque parezca que se limpia solo, el tambor del lavarropas acumula residuos de jabón, sarro y hasta moho—sobre todo si es de carga frontal. Todo eso puede generar mal olor o dejar manchas en la ropa.

Cada cuánto limpiar: Cada 1 a 3 meses, según el uso.

Cómo limpiarlo de forma natural:

  • Hacé un ciclo vacío con agua caliente y 1/2 taza de vinagre blanco o ácido cítrico.
  • Limpiá la goma de la puerta y el cajón del detergente con un paño humedecido en vinagre.
  • Dejá la puerta abierta después de cada lavado para evitar la humedad.

Opcional: Podés agregar unas gotas de aceite esencial de lavanda para un aroma suave.


6. Interior del lavavajillas

Por qué importa: Aunque lava platos, el interior del lavavajillas también acumula restos de comida, grasa, sarro y espuma de detergente. Eso puede generar mal olor o dejar los vasos opacos.

Cada cuánto limpiar: Cada 1 a 3 meses, según la frecuencia de uso.

Cómo limpiarlo de forma natural:

  • Sacá la rejilla inferior y limpiá el filtro.
  • Espolvoreá bicarbonato en la base.
  • Colocá una taza de vinagre blanco en la rejilla superior (en un bowl resistente).
  • Hacé un ciclo vacío con agua caliente.
  • Limpiá las gomas con un paño y vinagre.

Opcional: Agregá unas gotas de aceite esencial de limón al vinagre para un aroma fresco.


7. Rieles de ventanas y puertas corredizas

Por qué importa: Acumulan polvo, bichitos muertos, hojas secas y hasta moho. Si no se limpian, las ventanas se traban y entra más suciedad a la casa.

Cada cuánto limpiar: Una o dos veces al año—idealmente en primavera u otoño.

Cómo limpiarlo de forma natural:

  • Aspirá los residuos sueltos con la boquilla fina.
  • Espolvoreá bicarbonato en el riel y rociá con vinagre.
  • Dejá que haga espuma durante 5–10 minutos.
  • Frotá con un cepillo de dientes viejo o cepillo chico.
  • Secá con un paño limpio para evitar humedad.

8. Controles remotos y dispositivos electrónicos

Por qué importa: Se usan a diario, pero acumulan grasa, migas, polvo y bacterias. Y como no siempre se notan, rara vez se limpian.

Cada cuánto limpiar: Cada 1 a 2 semanas.

Cómo limpiarlos de forma natural:

  • Humedecé un paño de microfibra con mezcla de alcohol al 70% y agua.
  • Limpiá con cuidado sin mojar demasiado.
  • Usá un hisopo para los botones o teclas.
  • Para pantallas, usá una mezcla 50/50 de agua destilada y vinagre blanco.

Importante: Apagá los equipos o sacales las pilas antes de limpiar.


9. Filtro de la campana extractora

Por qué importa: El filtro atrapa grasa de la cocina, y con el tiempo se llena de residuos pegajosos e inflamables. Si no se limpia, disminuye la ventilación y puede volverse riesgoso.

Cada cuánto limpiar: Cada 6 meses, o más seguido si cocinás mucho.

Cómo limpiarlo de forma natural:

  • Retirá el filtro y ponelo en la pileta.
  • Herví agua y volcala sobre el filtro para aflojar la grasa.
  • Espolvoreá bicarbonato por ambos lados.
  • Agregá unas gotas de detergente natural y frotá con un cepillo.
  • Dejá en remojo 15 minutos, enjuagá bien y dejá secar.

Tip: Si es apto para lavavajillas, podés lavarlo ahí solo, sin otros utensilios.


Tip extra: Cómo no volver a olvidarlos

  • Hacete una lista visual para tareas mensuales o estacionales.
  • Agregá recordatorios al calendario (por ejemplo, “primer domingo del mes”).
  • En vez de hacerlo todo de golpe, limpiá uno por semana.
  • Asigná tareas a otros miembros de la casa—hasta los chicos pueden ayudar con cepillitos o bicarbonato espumante.

No se trata de hacerlo perfecto. Se trata de mantenerlo presente.


Pensamientos finales

No hace falta limpiar cada rincón de la casa cada semana, pero si incluís estas nueve zonas olvidadas de vez en cuando, vas a notar la diferencia. Tu casa va a verse mejor, oler mejor, y hasta funcionar mejor.

¿La mejor parte? No necesitás productos caros ni químicos fuertes. Con vinagre, bicarbonato, jabón natural y aceites esenciales, podés dejar todo impecable sin gastar mucho ni dañar tu salud.

Si te parece mucho para recordar, empezá con una o dos. Podés armar tu propia lista de chequeo o poner alarmas mensuales. En poco tiempo, estas tareas que antes ignorabas van a convertirse en parte natural de tu rutina.

No se trata de limpiar perfecto, sino de hacerlo con intención. Unos minutos bien aprovechados evitan que la suciedad se acumule y hacen que tu hogar se sienta más agradable, más saludable… y mucho más tuyo.