• Heidi Rosen es una escritora especializada en diseño de interiores, proyectos de bricolaje y vida sostenible. Le apasiona crear espacios hermosos y funcionales y ayudar a otros a hacer lo mismo.

Lona, gamuza, cuero o sintéticos: así se limpian sin dañarlos y sin gastar de más

No se trata del color, sino del cuidado

Seamos sinceros: casi nadie limpia bien sus zapatos. A veces los pasamos con un trapo húmedo, los metemos a la lavadora o les echamos un spray para el olor. Y a veces funciona… hasta que deja de funcionar. La gamuza se mancha, la lona se deslava, el cuero se cuartea. Y ese mal olor… sigue ahí.

Limpiar tus zapatos no tiene que ser complicado. Solo necesitas adaptar el método según el tipo de material.

La lona aguanta agua y jabón, pero no cloro. La gamuza odia el agua pero ama el cepillo suave. El cuero necesita limpieza suave y algo de hidratación. Y los sintéticos, aunque más resistentes, también requieren ciertos cuidados.

Este artículo te explica cómo limpiar cualquier tipo de zapato de forma segura: ya sean blancos, negros, de colores, casuales o más elegantes. También te mostramos cómo quitar el mal olor, qué errores evitar y respondemos dudas comunes.

Porque los zapatos son de lo que más usamos cada día. Y si los cuidas como se debe, se verán mejor, durarán más y no tendrás que reemplazarlos tan seguido.


Limpieza rápida para cualquier zapato

¿Vas de salida y necesitas un retoque exprés? Este método rápido sirve para la mayoría de los zapatos comunes, sobre todo si solo tienen polvo o suciedad leve.

  • Cepilla la suciedad suelta con un cepillo suave o un cepillo de dientes viejo. No olvides las costuras y los bordes.

  • Pasa un trapo húmedo. Solo con agua tibia, sin jabón, para quitar manchas superficiales.

  • Desodoriza con bicarbonato. Echa una cucharada dentro de cada zapato, déjalo toda la noche y sacúdelo por la mañana.

No es una limpieza profunda, pero es ideal para zapatos de lona, sintéticos o deportivos entre uso y uso.


Zapatos de lona o tela: fáciles, pero delicados

La lona es un material fácil de lavar, pero eso no significa que debas meter los zapatos al lavarropas todo el tiempo. Una limpieza suave a mano alarga mucho su vida útil.

Sigue estos pasos:

  • Quita las agujetas y plantillas. Puedes lavarlas por separado con agua y jabón.

  • Prepara agua tibia con jabón suave. Evita el cloro, especialmente si los zapatos son de color.

  • Limpia con cuidado. Usa un trapo o cepillo suave, moja en el agua jabonosa y frota en círculos para quitar la suciedad.

  • Enjuaga sin empapar. Pasa un trapo limpio y húmedo para quitar el jabón, pero no los metas bajo el chorro.

  • Rellena con papel. Así conservan su forma mientras se secan.

  • Seca a la sombra. El sol directo puede decolorar o endurecer la tela.

Para las suelas blancas de goma, puedes usar una pasta de bicarbonato con agua y cepillar suavemente. Y nada de secadora ni calor.


Zapatos de gamuza: lo que debes y no debes hacer

La gamuza se ve elegante, pero necesita cuidados especiales. No le gusta el agua, se raya fácil y puede arruinarse con productos comunes. Pero con los pasos correctos, se puede mantener impecable.

Para limpiarla bien:

  • Usa un cepillo para gamuza. Con movimientos cortos y en una sola dirección, quita el polvo sin aplastar la textura.

  • Para manchas, usa vinagre blanco o alcohol. Moja una esquina de un trapo limpio, da golpecitos en la mancha y deja secar. Luego cepilla otra vez.

  • Quita olores con bicarbonato. Espolvorea dentro del zapato, deja reposar toda la noche y sacúdelo por la mañana.

Nunca hagas esto:

  • Usar agua directamente

  • Frotar con esponja mojada

  • Usar limpiadores fuertes o cremas para cuero

  • Secar con calor o al sol

Guarda la gamuza en bolsas de tela y cepíllala después de cada uso para mantener su textura suave.


Zapatos de cuero: limpiar, hidratar, repetir

El cuero es resistente, pero si no lo cuidas bien, se seca, se agrieta y pierde su brillo. La clave está en limpiar con suavidad y mantenerlo hidratado.

Hazlo así:

  • Limpia con un trapo húmedo. Solo para quitar el polvo, sin empapar.

  • Para manchas, mezcla vinagre blanco con agua. Aplica con un trapo y frota en círculos con cuidado.

  • Seca de inmediato. No lo dejes al aire húmedo: sécalo con una toalla suave.

  • Hidrata el cuero. Aplica unas gotas de aceite de oliva o crema para cuero con un trapo suave, da masajes circulares y pule.

No uses calor ni lo dejes al sol. El cuero necesita sombra, ventilación y, si puedes, unas hormas o relleno para que mantenga su forma.


Sintéticos, charol y materiales brillantes

Los zapatos de charol o materiales sintéticos son más fáciles de limpiar, pero si usas productos agresivos, pierden el brillo muy rápido.

Para cuidarlos bien:

  • Limpia con agua jabonosa. Mezcla jabón de trastes y agua tibia. Pasa un trapo de microfibra bien escurrido.

  • Quita rayones. Usa un poco de pasta dental blanca (no en gel) o vaselina. Frota con suavidad hasta que desaparezcan.

  • Evita químicos fuertes. Alcohol, acetona o cloro pueden opacar o manchar la superficie.

Déjalos secar al aire, sin sol ni calor. Si quieres que brillen, basta con un trapo suave y limpio para darles una pasada final.


Cómo quitar el mal olor con cosas naturales

El mal olor en los zapatos es normal. Se acumula sudor, humedad y bacterias, sobre todo si no usas calcetines o si el material no respira bien.

Estas ideas sí funcionan:

  • Bicarbonato. Espolvorea dentro de los zapatos, déjalo toda la noche y retíralo por la mañana.

  • Bolsitas de té seco. Absorben la humedad y eliminan bacterias.

  • Cáscaras de naranja o limón. Dejan un aroma fresco y también absorben el mal olor.

  • Ventilación. Déjalos unas horas al aire libre, en sombra, para que se oxigenen.

Si tienen plantilla removible, lávala o cámbiala cada cierto tiempo. Y no olvides lo básico: usa calcetines limpios siempre que puedas.


Errores que pueden arruinar tus zapatos

Muchas veces queremos limpiar bien… pero hacemos más daño que otra cosa. Aquí los errores más comunes:

  • Meter los zapatos a la lavadora (si no son 100% de tela o malla)

  • Usar demasiada agua, sobre todo en cuero o gamuza

  • Secarlos al sol o con secadora

  • Usar productos agresivos como cloro, acetona o alcohol

  • Tallarlos con fuerza, lo que daña fibras o superficies delicadas

Siempre haz una prueba en un área pequeña antes de aplicar cualquier producto. Si tienes duda, elige la opción más suave.


Preguntas frecuentes sobre la limpieza de zapatos

¿Puedo meter los zapatos a la lavadora?
Solo si son de lona o malla, sin partes de cuero ni pegamento visible. Usa agua fría, bolsa de lavado y no los metas a la secadora.

¿Y si tienen manchas viejas?
Prueba con una pasta de bicarbonato y agua o con vinagre diluido. Déjala actuar 10 minutos y limpia con cuidado. A veces hay que repetir.

¿Cómo los seco rápido sin arruinarlos?
Rellénalos con periódico o servilletas y déjalos en un lugar ventilado. Cambia el relleno cuando esté húmedo. No uses secadora ni calor.

Ya los limpié y siguen oliendo mal. ¿Qué hago?
Mételos en una bolsa sellada y ponlos en el congelador una noche. El frío mata bacterias. También puedes cambiar las plantillas o repetir el bicarbonato.


Pensamientos finales: si los cuidas, te duran

Tus zapatos aguantan de todo: lluvia, polvo, sudor, largas caminatas… y muchas veces los descuidamos por completo. Pero si los limpias bien, duran más, se ven mejor y siguen siendo cómodos por más tiempo.

La buena noticia es que no necesitas comprar productos caros ni tener un kit especial. Lo básico ya lo tienes en casa: bicarbonato, vinagre, un cepillo viejo y un trapo limpio.

Solo tienes que adaptar el método al material. La lona resiste el agua. La gamuza no. El cuero necesita hidratación. Los sintéticos solo quieren un poco de atención y nada de químicos fuertes. Todos los zapatos, sin importar el tipo, agradecen una buena ventilación y algo de cariño de vez en cuando.

Con un poco de esfuerzo, tus pares favoritos se mantienen como nuevos. Además, ahorras dinero al no tener que reemplazarlos tan seguido y te sientes más seguro con ellos puestos.

Cuídalos… y ellos te van a cuidar también.