14 flores azules que harán que tu jardín se vea mágico
Este color raro le da un giro completo a cualquier espacio.
¿Por qué flores azules?
El azul no es común en la naturaleza. Y tal vez por eso, cuando ves una flor de ese color en medio del jardín, se siente especial. Es un color que relaja, que suaviza el paisaje y que combina con todo sin perder protagonismo. No grita, pero tampoco pasa desapercibido. Algunas flores azules tienen ese tono que recuerda al cielo limpio después de la lluvia. Otras, un azul intenso que parece sacado de un cuento. Si estás buscando algo distinto, más tranquilo y con mucha personalidad, empieza por aquí.
1. Pensamientos y violetas azules
¿Quieres una flor que aguante el frío, florezca rápido y encima tenga un color azul precioso? Esta es. Los pensamientos (esos con pétalos grandes y “carita”) y las violetas más pequeñas vienen en varios tonos, desde azul clarito hasta un azul casi morado. Se dan muy bien en macetas, jardineras y bordes, y no necesitan demasiado sol para florecer. De hecho, con algo de sombra se mantienen mejor. Les gusta la tierra suelta y con buen drenaje, y si quitas las flores secas, vuelven a florecer. Son chiquitas, sí… pero alegran cualquier rincón.
2. Hortensia azul
Las hortensias azules son una maravilla, pero tienen su truco. Para que salgan realmente azules, el suelo tiene que ser ácido. No es complicado, pero sí importante: si el pH es muy alto, te van a salir rosas o lilas. Con buen riego, sombra parcial y un poco de paciencia, te regalan bolas de flores gigantes que duran semanas. Son perfectas para dar volumen, ya sea en una maceta grande o en el jardín directo. Además, florecen cada año. Eso sí: si hace mucho calor, protégelas del sol de la tarde porque se queman fácil.
3. Lobelia
La lobelia no necesita mucho espacio ni atención, pero el impacto visual que da es tremendo. Llena de flores diminutas de color azul vibrante, es ideal para bordes, jardineras colgantes o esos huequitos que no sabes cómo rellenar. Le gusta el clima fresco y algo de sombra si el sol aprieta mucho. El suelo debe mantenerse húmedo, pero sin encharcar. Si la riegas seguido, va a florecer durante semanas. No es una planta de grandes exigencias, y encima atrae mariposas y abejas. Es de esas que una vez que pruebas, siempre quieres volver a tener.
4. Delfinio
Los delfinios son de esas flores que te hacen frenar y mirar. Altos, elegantes y llenos de espigas azules que parecen pintadas a mano. Eso sí, no son los más fáciles del mundo. Necesitan sol, tierra rica y riego constante, y a veces hay que ponerles un tutor porque se doblan con el viento. Pero cuando florecen… ¡vale la pena! Son ideales para el fondo del jardín o junto a una reja. Si les quitas las flores secas, a veces dan una segunda tanda. Y como si fuera poco, las abejas y colibríes los adoran.
5. Salvia azul
La salvia azul es una campeona: florece por meses, atrae polinizadores y casi no pide nada a cambio. Tiene esas espigas altas llenas de flores tubulares de un azul vibrante que se ven geniales en el centro del jardín o como fondo. Va de maravilla en pleno sol, no le molesta el calor, y una vez que se establece, aguanta sequías sin drama. Además, resiste bien a los ciervos y conejos, así que es perfecta para jardines abiertos. Si le vas quitando las flores viejas, te va a seguir regalando color hasta el otoño.
6. Agerato (flor borlita)
Este es de los que pasan desapercibidos… hasta que lo ves en grupo. El agerato forma cojines bajitos cubiertos de flores suaves, tipo pompón, que vienen en azul celeste, lavanda y hasta violeta. Queda precioso en bordes, macetas o como relleno entre plantas más altas. Le gusta el sol, aunque tolera algo de sombra, y si lo riegas con regularidad y vas quitando lo seco, se mantiene floreciendo sin parar. Además, no le atrae mucho a los ciervos y sí a las mariposas. Es uno de esos pequeños toques que hacen gran diferencia.
7. Plumbago (jazmín azul)
El plumbago es como ese amigo tranquilo que nunca falla. En climas cálidos, florece casi todo el año con racimos de flores azul pálido que parecen de papel. Puede crecer como arbusto o como enredadera, y se adapta a suelos pobres, calor y hasta cierta sequía. Perfecto para cubrir rejas, paredes o para dejar caer desde una maceta grande. Si lo podas de vez en cuando, se pone más frondoso y da más flores. Aunque parece delicado, es bastante resistente. Y su tono azul suave combina con todo.
8. Nemophila (ojos azules de bebé)
¿Una alfombra de flores azules? Con la nemophila, es posible. Esta planta anual de primavera tiene flores pequeñitas de un azul cielo con centro blanco que dan un efecto suave y fresco. Es nativa del oeste de EE. UU. y le gusta el clima fresco, el sol parcial y la tierra que drene bien. Es perfecta para sembrar al voleo en otoño o principios de primavera. Crece bajita, se adapta bien a jardines tipo pradera y se lleva genial con amapolas y otras silvestres. Si quieres un rincón tipo campo florido, esta es clave.
9. Clitoria (flor de guisante azul)
La flor de guisante azul es intensa, exótica y además comestible. Esta enredadera tropical crece rápido con calor y humedad, y produce flores grandes de un azul profundo que no pasan desapercibidas. Necesita sol directo y algo para trepar, como una reja o cerca. En algunos lugares también se cultiva como abono verde porque fija nitrógeno en la tierra. Sus flores se usan para hacer té azul (sí, azul de verdad) que cambia de color si le agregas limón. Es decorativa, útil y diferente. Dale agua, sol y espacio… y te sorprenderá.
10. Iris azul
Elegancia en su máxima expresión. El iris azul tiene esas flores con forma de abanico que parecen pintadas con acuarela. Los hay de muchos tipos (barbudos, siberianos, louisiana), pero todos aportan estructura y color. Prefieren sol pleno y suelos húmedos pero bien drenados. Algunos, como el siberiano, se dan genial cerca de estanques o en zonas que se encharcan en invierno. Florecen en primavera, y si los divides cada pocos años, siguen fuertes y vistosos. Van bien en arreglos florales, y atraen abejas justo cuando empieza la temporada.
11. Aciano (cornflower)
Clásico, sencillo y lleno de color. El aciano es una flor silvestre muy fácil de cultivar que llena el jardín de ese azul tan típico y alegre. Sus flores con pétalos finos y despeinados aparecen desde la primavera y quedan hermosas en ramos, tanto frescos como secos. Se siembra directo en el suelo en otoño o a comienzos de la primavera, y casi no necesita cuidados. Es resistente a la sequía, atrae abejas y mariposas, y si vas quitando las flores marchitas, dura más tiempo. Ideal para jardines informales o tipo pradera.
12. Lupino azul (bluebonnet)
El lupino azul, conocido como bluebonnet en Texas, es todo un símbolo de la primavera en el sur de EE. UU. Sus espigas cubiertas de flores azules son un espectáculo cuando se plantan en grupo. Se adapta muy bien a suelos pobres, necesita sol pleno y odia el exceso de agua. Se siembra en otoño y florece en primavera, y lo mejor: muchas veces se resiembra solo. Va genial en jardines de bajo mantenimiento, macetas grandes o espacios amplios con estilo silvestre. Una planta rústica, pero con muchísimo encanto.
13. Campanilla azul (bluebell inglesa)
Si alguna vez soñaste con un bosque de cuento, probablemente lo imaginaste lleno de campanillas azules. Estas flores, que florecen a inicios de la primavera, se dan mejor bajo árboles o en zonas de sombra parcial. Se plantan en otoño en forma de bulbo, y una vez que se establecen, vuelven cada año. Florecen en grupo y forman alfombras suaves, con flores que se inclinan como si hicieran una pequeña reverencia. Tienen un perfume suave y un aire nostálgico que encanta. Perfectas para naturalizar espacios sin que parezcan forzados.
14. Tomillo rastrero azul
Aunque la mayoría de los tomillos florecen en rosado o lavanda, hay variedades como ‘Blue Ice’ que sí tienen un tono más frío, casi azul. Cuando se plantan juntas, crean una alfombra bajita llena de pequeñas flores que cubren suelos secos o espacios entre piedras. Es ideal para jardines de rocas, caminos o zonas difíciles de regar. Requiere sol pleno y tierra pobre pero bien drenada. Además de bonito, huele delicioso, resiste pisadas ligeras y atrae insectos beneficiosos. Un gran aliado si te gusta lo sencillo, útil y bonito.
Pensamientos finales
Las flores azules no solo son lindas: cambian por completo la energía de un jardín. Dan frescura, armonía y un toque especial que no se consigue con otros colores. Algunas, como la lobelia o la salvia, son ideales si estás empezando. Otras, como el delfinio o la clitoria, te retan un poco más pero te recompensan con creces. Y lo mejor: muchas de ellas también ayudan al planeta, atrayendo abejas, mariposas y otros polinizadores. Si te animas a probar con una o dos, es muy probable que quieras llenar tu jardín de azul.