Cómo sazonar ollas y sartenes de hierro correctamente
Consigue un antiadherente natural que dura toda la vida
Una olla o sartén de hierro fundido bien sazonada es una joya en la cocina. Dura generaciones, cocina con un calor uniforme y, con el cuidado adecuado, se vuelve más antiadherente con cada uso. Pero muchas personas no saben que este tipo de utensilios no viene listo para usar. Para sacarle el máximo provecho, hay que sazonarlo bien desde el principio.
¿Y qué significa sazonar? No se trata de echarle especias, sino de aplicar una capa fina de aceite y calentarla hasta que se adhiera al metal. Esto protege el hierro, evita el óxido y crea una superficie suave donde la comida no se pega.
Y lo mejor de todo: no necesitas comprar uno nuevo. Si heredas una sartén vieja o encuentras una oxidada y maltratada en una tienda de segunda mano, no la descartes. Con un poco de trabajo, puedes quitarle el óxido, sazonarla desde cero y dejarla como nueva. Muchas veces, esas piezas antiguas son incluso mejores que las modernas.
En esta guía aprenderás cómo sazonar tus ollas y sartenes de hierro paso a paso, ya sea en el horno o en una parrilla. También te enseñamos cómo cuidarlas después de cada uso y cómo restaurarlas si están oxidadas.
Qué significa “curar” una sartén
Curar no tiene nada que ver con especias. Es un proceso en el que se aplica una capa muy fina de aceite sobre la sartén y se calienta a alta temperatura hasta que el aceite se transforma. Ese cambio químico se llama polimerización y crea una capa dura, lisa y negra que se adhiere al hierro.
Esa capa:
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Evita que la comida se pegue
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Protege contra la humedad y el óxido
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Mejora con cada uso
La clave está en crear esa primera capa correctamente… y luego reforzarla con el tiempo.
Qué necesitas
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Una sartén de hierro fundido limpia y seca (nueva o usada)
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Aceite vegetal de alto punto de humo (linaza, uva, aguacate o canola)
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Papel de cocina o paño sin pelusa
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Un horno o una parrilla
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Papel aluminio o bandeja (para el horno)
Evita aceites como mantequilla o de oliva—se queman fácilmente y no forman buena capa.
Cómo curar una sartén de hierro en el horno
Este es el método clásico y el más usado en interiores. Si tu sartén está seca, opaca o un poco gris, este es el lugar para comenzar.
Pero si tu sartén está oxidada o con partes que se desprenden, ve más abajo a la sección de restauración antes de curarla.
Pasos:
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Precalienta el horno a 230 °C (450 °F).
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Lava y seca bien la sartén.
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Aplica una capa muy fina de aceite por dentro, por fuera y hasta el mango. Luego limpia el exceso con papel. Debe quedar casi sin brillo.
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Coloca la sartén boca abajo sobre la rejilla superior del horno. Pon papel aluminio o una bandeja debajo para evitar goteos.
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Hornea durante 1 hora. Luego apaga el horno y deja que se enfríe adentro.
Ventajas:
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Calor parejo y constante
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Fácil de controlar
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Se puede hacer en cualquier época del año
Desventajas:
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Puede generar humo y olor en casa
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El horno queda ocupado por más de una hora
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Si usas mucho aceite, puede activar la alarma de humo
Cómo curarla en una parrilla o barbacoa
Ideal para exteriores, sobre todo si no quieres llenar la casa de humo o si vas a curar varias piezas al mismo tiempo.
Pasos:
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Precalienta una parrilla de gas o carbón hasta que alcance al menos 230 °C (450 °F), con tapa cerrada.
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Limpia y seca bien la sartén. Aplica una capa delgada de aceite y retira el exceso como en el método del horno.
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Coloca la sartén boca abajo sobre las rejillas de la parrilla.
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Cierra la tapa y deja que se cure durante 1 hora.
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Apaga el fuego y deja que se enfríe con la tapa cerrada.
Ventajas:
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No genera olores en el interior
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No ocupa el horno
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Muy útil si vas a curar varias sartenes
Desventajas:
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Necesitas una parrilla potente
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El clima puede afectar el resultado
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No es ideal en días fríos o lluviosos
Cuántas veces hay que curarla
Si la sartén es nueva o está completamente limpia, es recomendable hacer entre 2 y 3 capas seguidas. Cada una fortalece la superficie.
Después de eso, lo mejor es usarla con frecuencia. Cada comida ayuda a mantener la capa protectora.
Cómo cuidarla entre usos
El mantenimiento diario es lo que mantiene tu sartén en buen estado. Con solo 2 minutos después de cada uso, puedes evitar el óxido y conservar la capa curada.
Después de cocinar:
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Limpia los restos de comida con papel o espátula de madera.
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Enjuaga con agua caliente. Si es necesario, frota suavemente con un cepillo.
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Evita el jabón, a menos que la comida esté muy pegada.
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Seca por completo con calor (en la estufa o dentro del horno unos minutos).
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Mientras aún esté tibia, aplica una capa delgada de aceite y limpia el exceso.
Este pequeño hábito es clave para mantener tu sartén protegida y lista para el siguiente uso.
Consejos de mantenimiento diario
Con la sartén ya curada, tu meta es conservar esa capa.
Qué hacer:
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Limpia después de cada uso
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Enjuaga con agua caliente
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Sécala con calor
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Aplica un poco de aceite al guardarla
Qué evitar:
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Dejar agua estancada
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Meterla al lavavajillas
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Cocinar platos muy ácidos (como salsas de tomate) en sartenes recién curadas
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Usar esponjas metálicas (excepto para restaurarla)
Cómo solucionar problemas comunes
¿Superficie pegajosa?
Usaste demasiado aceite al curarla. Límpiala y vuelve a empezar con una capa más delgada.
¿Manchas de óxido?
Tal vez quedó humedad. Límpiala con cepillo o lija fina y vuelve a curar.
¿Pedacitos negros?
Puede ser comida carbonizada o una capa vieja mal hecha. Límpiala bien y haz una nueva curación.
Cómo saber si necesita curado o restauración
¿No estás seguro si tu sartén solo necesita una capa nueva o una limpieza completa? Aquí te explicamos cómo distinguirlo.
Si se ve opaca, gris o reseca…
Probablemente solo necesita ser curada otra vez. Si no hay óxido, no hay partes que se caen y la superficie se siente lisa (aunque algo seca), puedes solucionarlo fácilmente.
Señales comunes:
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Color gris mate o negro sin brillo
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Superficie reseca al tacto
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La comida se pega más de lo normal
Solución: Aplica de 1 a 3 capas usando el método del horno o parrilla y verás cómo recupera su color y textura.
Si está oxidada, naranja o con partes que se desprenden…
En ese caso, necesita una limpieza profunda. No te preocupes—la mayoría se puede salvar, incluso si parece en muy mal estado.
Cómo restaurar una sartén de hierro oxidada
Encontraste una sartén vieja en un mercadillo o la sacaste del fondo de la alacena y está toda naranja y áspera. No la tires: casi siempre se puede revivir.
Paso 1: Evalúa el daño
Si tiene óxido, partes negras que se caen o color anaranjado, es recuperable. Si tiene grietas profundas o agujeros, puede que ya no funcione bien.
Paso 2: Elimina el óxido
Tienes dos formas efectivas: con vinagre o con un cepillo de taladro.
Opción 1: Remojo en vinagre (óxido leve o moderado)
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Mezcla partes iguales de vinagre blanco y agua.
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Sumerge la sartén completamente durante 30 minutos a 8 horas (revísala seguido).
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Frota con lana de acero o cepillo fuerte hasta quitar el óxido.
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Enjuaga bien y sécala enseguida con calor.
⚠️ No la dejes más tiempo del necesario—el vinagre también desgasta el hierro.
Opción 2: Cepillo con taladro (óxido severo)
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Usa un cepillo metálico o accesorio abrasivo para taladro.
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Sujeta bien la sartén o colócala sobre una superficie estable.
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Elimina el óxido, la grasa vieja y los restos de curado.
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Limpia el polvo con un paño seco.
Usa gafas y mascarilla para evitar inhalar partículas.
Paso 3: Lava y seca
Enjuaga con agua caliente y un poco de jabón. Luego sécala muy bien usando calor.
Paso 4: Cura desde cero
Ahora que está limpia, sigue el método del horno o parrilla para curarla como nueva.
Consejo: No subestimes una sartén fea. Si es de hierro macizo, probablemente se puede salvar. Una pieza oxidada que costó $5 puede convertirse en un tesoro de cocina que vale $100 o más.
Cómo saber si está bien curada
Una buena sartén curada debe:
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Tener un color negro brillante o satinado
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Sentirse suave, no pegajosa
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Rechazar el agua en gotas
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Dejar que la comida se despegue fácilmente
Puede tomar semanas o meses de uso constante para llegar a ese punto, pero vale la pena.
Alimentos que ayudan a mejorar la curación
Estos platillos fortalecen la capa protectora con cada uso:
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Tocino o carnes grasas
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Papas fritas
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Pan de maíz o panqueques
Evita comidas ácidas o muy líquidas hasta que la superficie esté bien establecida.
Pensamientos finales
El hierro fundido puede parecer delicado, pero en realidad es resistente, noble y fácil de mantener. No necesitas productos caros ni cuidados especiales. Solo debes mantenerlo limpio, seco y con una capa fina de aceite.
¿Se oxidó? Se arregla. ¿Se pegó la comida? Se arregla. ¿Está fea y olvidada? También se arregla. Es una de las pocas herramientas de cocina que puedes revivir por completo.
Curar una sartén no es solo una tarea—es parte del proceso. Con cada uso, la superficie mejora. Y con el tiempo, esa sartén se convierte en parte de tu cocina, de tus recetas y de tu historia.
Así que no la guardes en el fondo del cajón. Úsala, cuídala y verás que no vas a querer cocinar en otra cosa.