Plato ibérico, español y tradicional donde los haya. La tortilla de patatas es un recurso para muchas situaciones y momentos diferentes, y nunca cansa. Pese a su sencillez, es un plato contundente, delicioso y fácil de hacer. Nunca falla la tortilla de patata, y sabemos que ante cualquier emergencia es una receta ideal que nos sacará del apuro. La clásica disputa sobre el plato suele reducirse a si la tortilla de patata debe llevar o no cebolla. Hay opiniones para todos los gustos, y generalmente opiniones enconadas y posiciones muy firmes. Nadie quiere ceder en esta cuestión, pero la tortilla de patata da para mucho más.

En la mayoría de bares y restaurantes españoles, y también en casi todas las casas, la tortilla de patatas que nos encontramos es la tradicional. Es decir, huevo, patatas y, si acaso, cebolla. Y nada más, aunque el plato admite infinidad de variedades y de rellenos. Solo hace falta tener un poco de imaginación, atreverse a cambiar la costumbre y dominar estos trucos.

UNA TORTILLA GRUESA

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Aunque no es lo más común, y no abundan los establecimientos que preparan de esta forma la tortilla de patatas, todo el mundo conoce las tortillas rellenas. Y rellenas de mil y un cosas, pues cada vez hay más variedad en este sentido: vegetales, surimi, atún, salmón, carne…Este tipo de rellenos, muy contundentes, exigen que la tortilla sea de un grosor considerable para que no se deshaga entera.