No dejes sin repasar la zona del salpicadero, el maletero y los asientos de tu automóvil

Consejos para mantener limpio y cuidado el interior de tu coche

Todos coincidimos en tener nuestro coche en perfecto estado de mantenimiento, sobre todo por nuestra seguridad cuando conducimos. Pero tener las ruedas, los frenos y el motor impecables no quiere decir que nos olvidemos del interior de nuestro vehículo. Para que no te cambie la cara cada vez que subes a bordo al ver tanta suciedad, ten en cuenta estos consejos para que tu coche esté siempre totalmente limpio.

Ni un hueco sin limpiar

Aprovecha el fin de semana y ármate con los mejores productos de limpieza y algo de paciencia para estrenar coche sin que te des cuenta. Empieza limpiando el interior de tu automóvil pasando un pequeño aspirador por la zona de las alfombrillas, los asientos y el maletero, sin que te dejes ni un solo rincón. Haz un trabajo a conciencia para que no haya restos de suciedad o comida que pueda quedar incrustada.

No te olvides de quitar las alfombras y limpiar por debajo, además de ayudarte con un buen cepillo si hay manchas de hace tiempo que solo se eliminan con algo de jabón y un par de minutos frotando encima.

Consejos para mantener limpio y cuidado el interior de tu coche

Eso sí, para cuidar la tapicería lo mejor es que uses productos específicos para ello como, por ejemplo, espumas en seco que no sean muy agresivas con el tejido.

En el caso de que sean asientos de cuero, observa si la tela se mantiene todavía suave y flexible. Para ello, puedes decantarte por el empleo de remedios caseros como el aceite de ricino o de oliva que devolverán ese aspecto natural de hace años. Aplica solo una pequeña cantidad sobre la superficie previamente aspirada y retira el producto con un paño de microfibra.

Pasamos ahora a los conductos por donde sale el aire. Para dejarlos perfectos y que tu automóvil huela a limpio, usa un pequeño aparato de aire comprimido para eliminar la suciedad de dentro. Apunta con este dispositivo al interior de la rejilla y elimina el polvo que lleva meses campando a sus anchas.

Por último, pasa un trapo húmedo por encima de la palanca de cambios, el volante y toda la zona del salpicadero para que quede resplandeciente. Ni te darás cuenta al terminar que el coche que observas es el mismo que el de hace un par de horas.