Las casas que habitualmente se llenan de moscas en verano siempre tienen a mano un matamoscas para emular a Indiana Jones -sustituyendo el látigo por el eficaz instrumento de plástico. Teniendo puntería y relativa rapidez, podemos acabar con ellas de una en una y evitar su incordio al menos durante unos minutos. Sin embargo, si lo tuyo no es la puntería, puedes acabar con todas ellas de un plumazo.

 

Para ello, recurriremos a un sencillo truco casero: una trampa elaborada a base de vinagre de manzana y jabón líquido. El vinagre será el componente que las hará caer en la trampa, mientras que el jabón impedirá que salgan.

Lo primero que debemos hacer es cortar una botella de plástico por debajo del cuello, para hacer una especie de embudo con las dos partes. Una vez que la tengamos cortada, introducimos el cuello en la otra mitad y sujetamos nuestro ‘artilugio’ con cinta adhesiva. De esta forma, conseguiremos que ambas parte no se separen bajo ningún concepto.

A renglón seguido tenemos que llenar la botella de agua, sin llegar a llenarla por completo. Aproximadamente que ocupe un tercio del recipiente. Después tenemos que incorporar un chorro de vinagre de manzana, otro de jabón líquido…y a esperar.

Realiza tantas trampas con vinagre y jabón como creas necesarias. No importa las zonas en las que las coloques, ya que las moscas acudirán a ellas en cuanto las detecten. Al entrar por el cuello de la botella ya no podrán salir y al poco tiempo terminarán muriendo.

Pasados unos días, retira las trampas y, si el problema persiste, vuelve a crear unas nuevas.